Ximenna Pilgrim es muy cool, ¿han leído su blog?

sábado, 17 de septiembre de 2016

Concierto







Bueno, puedo decir que he asistido a escuchar música de cámara, pero eso sería mentir. no lo considero así, es poco común. Me agradan... solo que no voy...
Cuando voy a ver una obra musicalizada en vivo, y al ballet, procuro prestar atención a la orquesta, aunque casi no se vea nada, yo esté muy lejos o esté "escondida".

Fui con Lucía después de la escuela, fue en el Conservatorio. Al entrar y recibir el programa, en lo que iniciaba, Lucía me decía que me apostaba a que ya había escuchado aunque sea una vez las piezas. Algunas era muy obvio que sí, y creo que cometí un error al imaginarlas, o más bien como que escucharlas en mi cabeza, o sea, cuando vi el Huapango de Moncayo y la empecé a tararear, más tarde más tarde me di cuenta de que todo fue diferente, de que no hay grabación alguna comparable.


Cuando hubo empezado el concierto, después de las entradas y aplausos, me sentí rara, rara en el sentido que parecía que soñaba, la sensación cuando escuchas los violines, cuando inicia el Danzón no. 2 y parecía que el mundo se había detenido.


Al mismo tiempo me siento ignorante e impotente al no poder expresar ni cómo me siento, ni qué es lo que pasa, los términos correctos para referirme a la progresión de la pieza y al mismo tiempo la de mis sentimientos.

Más me dan ganas de saber tocar todo y de todo. De estar del otro lado. De agarran un cello y llegarle a donde le tenga que llegar.



Ya a mitad más o menos trataba de recordar el diagrama de cómo se acomoda una orquesta, a ver si encajaba. Veía quién tenía el "solo" de violín, ¿a caso ese es el primer violín?

Y sí, lloré poquito a los cinco minutos de haber iniciado. Y cuando vi que Lucía también andaba lagrimeando más me dejé chillarle agusto a la belleza sonora. Le encajé la sección aurea como pude a todas las piezas.

Jamás había escuchado Amapola, ahora intento buscar una versión decente en Youtube, pero lo que escuché no tiene comparación.

Alguna vez hablé con algunas personas, incluso se lo dije a Lucía. Quiero hacer música, porque cuando estoy de este lado, del lado del oyente, del que recibe, puedo encarnar el sonido. Porque hay algo, algo en ciertas canciones, piezas, obras.... HAY ALGO. El simple hecho de que es regalar pedacitos de alma. Y lo he vivido con la más intensa carga que nunca me ha tocado. Puedo decir que existe completamente esta acción y práctica. Que las veces anteriores que lo llegué a percibir, sabía que estaba cerca. ¡Pero lo he encontrado! Y no sé cómo describirlo, no sé cómo contarlo, ya ni sé cómo llorarlo.

Ese "bésame mucho" no la había escuchado mejor, puedo decir que nunca lo había escuchado.
A esto me refiero con lo que decía al principio, eso de imaginarme aquellas grabaciones oídas de prisa por ahí.








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